Jack D. Archaga

 

 

  1. NUESTRA VENTANA SE AFERRA AL AMANECER

 

En el horizonte encadenado,

nos vistieron de luto.

Los labios ya no cantan

alabanzas,

ya no hay respuestas

en el amanecer.

Nos encadenaron al ruido.

 

Contabas tus exhalaciones.

Te encontré.

La noche carcomía tus sueños.

Escucho. Escucha.

Deja que el silencio te guíe,

que el tic-tac siga su curso,

que tus labios vaguen por palabras susurrantes,

que los días y las noches, libres de miedo,

multipliquen tus puertas.

No vagues por tristes reinos.

Estamos ante lo desconocido,

desnudos en la periferia de los tiempos.

 

¿Nos veremos al atardecer?

 

Poesía, libertad dormida de tus ojos.

En lo racional y lo intangible, se encuentra el

7, 6, 5, 4, 3, 2, 1…

horror.

Deja que la noche cante estas visiones.

 

El ruido se encadenó al ruido,

y cada año desaparece un pulmón.

Escucha al mundo:

debajo de tus sábanas, el miedo.

Lo he visto aferrarse a tus costillas.

En tus labios cicatrizan las noches

y ahora es más fácil olvidar

y regresar a los sueños sin desviar la mirada.

 

El poeta no es quien escribe;

es el que se viste de sol

y en sus manos la luna hiberna.

El poeta no es el que siente;

es quien respira alquitrán

y no duerme.

Los ojos vigilan su hambre.

El poeta no…

El poema y el no

El no poema.

No al poema.

El poema como respuesta al no.

 

Bajo las sombras, la ciudad

y el desorden colisionan nuestros sentidos.

¿Ya me entiendes?

Una mirada

y se apaga el ruido.

Un silencio,

el canto del espíritu.

Tu cabello y mi cabello al son de la medianoche.

Mira, aquí estamos a salvo;

nuestra ventana se aferra al amanecer.

Amor, no pares.

 

En los contornos de tus palabras,

afuera del estrés del mundo,

la sabiduría vuelve a nacer.

Fuera de las manecillas,

en nuestro silencio,

el tempo se restablece.

Estamos solos,

y las horas son gemidos,

y otra vez…

 

 

2. LUNA

 

 

Luna, cueva de la razón,

un ojo compone tu halo.

 

Luna derrama lamentos y lejos, muy lejos,

detrás del tiempo, quizás en otra vida,

se transformó en bóveda agonizante.

 

Luna, composición del sonido,

el espejo insólito del habla.

 

Luna te vas, huyes,

te llevas el ansia y el puente vivo,

los sueños y el canto de las aves.

Un punto medio entre el conocimiento

y el sometimiento del mundo.

 

Afuera hay tormenta y miedo.

 

Luna, letargo de medianoche.

 

Afuera hay multitudes y odio.

 

Luna, respira la quietud de tus estrellas.