Rosario Buendía

 

BALLET POÉTICO EN FUCSIA

El poema ha de ser gozoso, provocador

y curativo como las flores de fucsia,

elegantes bailarinas con tutú y zapatillas,

que giran y giran de puntitas sin perder el equilibrio,

que saltan y saltan con los brazos en arco,

que decoran el límpido aire,

que alivian fiebres y dolores menstruales.

 

Porque cuando las palabras encuentran ritmo,

montan una coreografía clásica o moderna,

romántica o inquisitiva,

reflexiva o desgarradora;

porque cuando encuentran el tono,

despiertan el corazón, calman la vida

y conmueven hasta las matrices más doloridas.

 

Flor de fucsia, te prendes de las orejas de los árboles

semejante al poema que cautiva el oído

como alhajas ágatas

sujetas a la memoria del hombre,

y cada vez que lo cantas

reluce una ferviente fucsia danza.

 

 

 ENVIDIA

En herrumbre, algunas almas

deambulan por el mundo y se confunden

como las piedritas en los frijoles, inofensivas,

mas desconocemos la dureza de sus corazones.

 

Reclutan a sus presas con carcajadas,

amabilidad a caudales y llamas en las miradas,

pero hay que cuidarse del filo encerrado en sus bocas,

al menor descuido, sus colmillos oxidan la carne,

y la carne una vez magra, ahora se agusana,

hiede por las imágenes turbias que le fueron implantadas

por esas herrumbrosas almas

a las que nada les queda,

solo influir la pesadez de su existencia

porque odian el ámbar y se hunden en ónix,

porque prefieren el olor a sangre y el sabor del hierro:

tempestades que las atormentan, a veces ni siquiera ciertas,

realidades que las aplastan y no hacen nada por mejorarlas;

destino que cargan sin lograr quitárselo de la espalda,

y arrastran hacia sus corrosivas aguas a esas ingenuas e inocentes

caras para pulverizar su gracia.