Alma Eva Moya Bastón
Cuando hablas del contenido de una expresión, hablas de algo que no es la expresión misma. Este algo debe estar dentro de ti. Tú tienes una representación interior del significado de la expresión que interpretas.
Umberto Eco, Los límites de la interpretación
Hablar de Alejo Carpentier como un escritor posmoderno y precursor de la nueva novela histórica latinoamericana implica reconocer su capacidad para establecer fundamentos y contextos que llenan los relatos de verosimilitud, de aspectos filosóficos y de ideologías que erigen la identidad americana. El célebre manifiesto donde contempla su concepto de lo real maravilloso antecede a una narrativa que procura una visión de la América Latina distinta de la que entonces prevalecía en el mundo. Gracias a ese escrito, prólogo de El reino de este mundo, Carpentier nos deja ver la forma en que podríamos tratar de entender la complejidad latinoamericana.
Concierto barroco (1974), cuyo tema central es la ópera Motezuma de Antonio Vivaldi, estrenada en el Teatro Sant’Angelo de Venecia en el otoño de 1773, con libreto del abogado veneciano Alvise Giusti[1], es una novela corta que no se apega a los sucesos históricos. Identificamos dos elementos preminentes que adquieren una fuerza coyuntural en la obra de Carpentier: la historia de América y la música, dos mundos que se encuentran, dos cosmovisiones que se entrelazan a través de la melodía con un tratamiento ornamentado que hace honor al título de la obra. Esta narración polifónica nos muestra la posibilidad de la transculturación mediante un concierto. Hay una mezcla de orígenes, de ideas, de creaciones que se acompañan y se identifican en una alegoría musical y carnavalesca que fusiona a Europa con la identidad americana.
Aquí explicaré las razones estructurales de Concierto barroco que me llevan a intentar una interpretación semiótica[2] de la novela como el reconocimiento no solo de las maravillas del otro, sino también de sus diferencias y la opresión a la que era sometido. En el esteticismo carpenteriano, hay un tema recurrente: el sentido etnográfico que, como parte del reconocimiento del otro, podemos apreciar en los personajes de Concierto barroco, que se vuelven un referente de identidad. Podemos diferenciar los grupos étnicos de la siguiente manera:
- El criollo rico de sangre española, pero que se identifica con la realidad de América, es representado por el Indiano.
- El negro, descendiente de esclavos, es representado por Filomeno. En él, la subordinación ejemplifica los diferentes estratos sociales. Es servil y está sometido a lo que el amo diga, pero siente orgullo por su origen.
- El europeo es representado por los compositores Antonio Vivaldi, Doménico Scarlatti y Jorge Federico Haendel, cuya arrogancia manifiesta la superioridad que sentían.
Mientras que Vivaldi y Giusti tomaron como argumento la conquista del otro para su obra, Carpentier utiliza al propio Vivaldi, junto con la idea de Giusti, no solo para cuestionar la veracidad de lo dicho —donde, a través de la intertextualidad, se nos narra hechos históricos—, sino también para mostrar la grandeza de una raza como la azteca. Como ejemplo para reconocer los rasgos filosóficos que dan sustento a este escrito, cito la reflexión del Indiano y su preocupación por los conquistados:
El Preste Antonio me ha dado mucho que pensar con su extravagante ópera mexicana. Nieto soy de gente nacida en Colmenar de Oreja y Villamanrique del Tajo, hijo de extremeño bautizado en Medellín, como lo fue Hernán Cortés. Y sin embargo hoy, esta tarde, hace un momento, me ocurrió algo muy raro: mientras más iba corriendo la música del Vivaldi y me dejaba llevar por las peripecias de la acción que la ilustraba, más era mi deseo de que triunfaran los mexicanos, en anhelo de un imposible desenlace, pues mejor que nadie podía saber yo, nacido allá, cómo ocurrieron las cosas. Me sorprendí, a mí mismo, en la aviesa espera de que Montezuma venciera la arrogancia del español y de que su hija, tal la heroína bíblica, degollara al supuesto Ramiro. Y me di cuenta, de pronto, de que estaba en el bando de los americanos, blandiendo los mismos arcos y deseando la ruina de aquellos que me dieron sangre y apellido.
Afirma Umberto Eco: «Son el texto más la enciclopedia, que éste presupone, los que proponen al lector modelo lo que una estrategia textual sugiere»[3]. Con esta premisa se infiere que la ópera de Vivaldi se convierte en instrumento para manifestar los conceptos que Alejo Carpentier ha desarrollado en sus obras: tomar partido por el otro. El indiano se identifica con el otro, hace una introspección y analiza la obra representada en la que, sin importar el apego a la verdad, el contexto de la conquista prevalece. Sabemos que la imagen de las razas indígenas en Europa se mantenía como la concepción que se tenía a principios de la conquista: los indios eran la otredad, los diferentes, los hombres primitivos, salvajes y rescatados de su barbarie. ¿Por qué el indiano en su momento de reflexión toma partido por los americanos y desprecia la arrogancia de los españoles? El indiano nos muestra una civilización que, en su carácter superior de conquistador, pretende salvar de su calidad de salvaje al diferente; sin embargo, lo hace con una serie de atrocidades provocadas por el espíritu de la posesión y de la riqueza que nublaron a su vista la grandeza de las civilizaciones conquistadas. Lo real maravilloso contempla una visión distinta de nuestros antepasados, de la misma forma en que Juan Lorenzana, desde las páginas de la revista La América. Crónica Hispanoamericana, señala que las razas originales de México, la otredad, estaban lejos de ser salvajes o bárbaras:
El poderoso imperio de los aztecas, con sus robustas instituciones nacidas espontáneamente del genio de las razas indígenas, con sus creencias filosóficas y religiosas, con su espíritu invasor y guerrero, con sus obras monumentales […] una civilización pujante y en progreso fue detenido en medio de su vigorosa evolución por el genio del antiguo mundo y encerrado en el lecho de […] la férrea civilización española […] fue sorprendida cuando su provenir se presentaba más triunfante y ligero.[4]
Tras la llegada de Europa a América, asta última se transformó en una otredad. En Concierto barroco, sin importar la riqueza, la cultura, el orgullo del linaje, Carpentier nos deja ver la relación entre los sujetos que se definen como otros, los distintos ante los europeos cultos y dominantes. Al apreciar la ópera de Vivaldi, reconozco el intento de representar el argumento clásico del héroe. Allí, las alteraciones tienen cierta justificación para la época. Sin embargo, gracias a Concierto barroco y a la extraordinaria manipulación del continuum, los datos se rectifican y se aclara la verdad de lo sucedido mientras la ópera se representa en el mismo Ospedale della Pietá. En este lugar, Filomeno conduce a los personajes y los hace bailar a su propio ritmo, se coloca por encima de los virtuosos europeos y consigue que blancos y pardos hagan posible un concierto. Con refinado humor, Carpentier posibilita esta fusión de culturas en que la influencia americana se manifiesta y se reconcilia con su propia identidad. Al recurrir a lo real maravilloso, Carpentier nos muestra una forma alterada de expresión que produce cierta función semiótica y nos permite aceptar como lectores un concierto imposible, o los saltos en el tiempo de sus personajes. La improvisación de Filomeno nos confronta con la nueva realidad que de manera original utiliza calderos de cobre, cucharas, espumaderas, batidoras entre otros utensilios; todo deriva en una Jam Session con la participación de los ilustres europeos barrocos y sus tradicionales instrumentos.
Filomeno, el oprimido, el otro, se transforma en el centro de este concierto que deja entrever que la interacción de culturas y de ideologías, lejos de dividir, fomenta un proceso de transculturación que nos lleva a una nueva versión del otro, la de nosotros.
FUENTES
Carpentier, Alejo, «Prólogo» a El Reino de este mundo.
Carpentier, Alejo, Concierto Barroco, Letras Cubanas, 1987.
Eco, Humberto, Los límites de la interpretación, Editorial Lumen, 1992
Falcón, Romana, La otredad: La Raza India. Las rasgaduras de la descolonización: españoles y mexicanos a mediados del siglo XIX, El Colegio de Mexico, 1996, págs. 29-50.
Ópera Motezuma de Antonio Vivaldi RV 723
https://www.youtube.com/watch?v=o9zz3zg_Wtc&list=RDo9zz3zg_Wtc&start_radio=1&t=55
Rodríguez, Alexis Márquez, Nuevas lecturas de Alejo Carpentier, Fondo Editorial Humanidades, 2004.
[1] Talbot, Michael, The Vivaldi Compendium, Boydell Press, 2011.
[2] Eco, Humberto, Los límites de la interpretación, Editorial Lumen, 1992.
[3] Eco, Humberto, op. cit.
[4] Citado por Romana Falcón en La otredad: la raza india.