Celic Rosas
Ayer la marea del viento
en el cruce de una ardilla
por el camino;
la espuma de las olas
entre el follaje de los árboles,
y el hoy es siempre todavía de
Antonio Machado rumiando
el pensamiento.
Pero, ¿cómo?
¿Cómo hacer de hoy
un siempre todavía?
¿Qué pasa cuando
hay una nada que
se levanta como polvo
en cada esquina de
la habitación?
Cuando un sabor
a inacabado te levanta,
y el verbo deber coordina
la respiración;
cuando el amanecer y su
sentencia promete
despertarte cada día;
cuando la conciencia de
tus manos y piernas,
pero el antónimo de
movimiento…
La flaqueza de la palabra.
Y la culpa.
La imposibilidad y
un no saber cómo
en la ventana.