Carlos López
La solución del misterio es siempre inferior al misterio.
Borges
María Cruz me reveló un hallazgo literario (uno más en su dichosa aventura con las letras): en El libro de la imaginación, de Edmundo Valadés, el cuento «Historia de los dos reyes y de [sic] los dos laberintos» se atribuye a R.[ichard] F.[rancis] Burton (1821-1890), traductor de Las mil y una noches al inglés, quien lo habría escrito en su libro The Land of Midian [Revisited]; sin embargo, dicho cuento aparece en El aleph con el título «Los dos reyes y los dos laberintos», con Jorge Luis Borges como autor, quien en la posdata del 1 de marzo de 1943 de «El aleph», menciona a Burton: «Hacia 1867 el capitán Burton ejerció en el Brasil el cargo de cónsul británico. […] Burton menciona otros artificios congéneres —la séptuple copa de Kai Josrú, el espejo que Tárik Benzeyad encontró en una torre (1001 Noches, 272)…». Antes, en «El capitán Burton», de Historia de la eternidad (1936, p. 431-440) Borges había dedicado unas líneas a Burton.
En la posdata de 1952, al final de El aleph, Borges afirma que «Los dos reyes y los dos laberintos» no es de él y hace referencia a Antoine Galland, el primer traductor europeo de las Mil y una noches: «Una suerte de Los dos reyes y los dos laberintos [sic] que los copistas intercalaron en las 1001 Noches [sic] y que omitió el prudente Galland».
En «Las mil y una noches», de Siete noches, dice Borges que tiene en su casa «los diecisiete volúmenes de la versión de Burton» sin leer, y critica la traducción de éste («antropológica y obscena […] llena de arcaísmos y neologismos»), pero nada dice de «Los dos reyes y los dos laberintos», aunque menciona varias veces a Burton y a Galland, de quien elogia la traducción al francés («es la de mayor encanto; […] sin ese primer texto, como muy bien dice el capitán Burton, no se hubieran cumplido las versiones ulteriores»). En una entrevista concedida a William F. Buckley, jr., de Public Broadcasting Service, para el programa Firing Line, de 1977 (https://www.youtube.com/watch?v=nAxtH1geob8&ab_channel=BarquilloDepapel), sin embargo, Borges elogia la traducción del capitán Burton.
En una reseña al libro de Thomas Ingram A general history of labyrinths (Londres, 1932) Borges escribe: «Del primer apéndice de la obra copiamos una breve leyenda arábiga, traducida al inglés por Sir Richard Burton. Se titula: “Historia de los dos reyes y los dos laberintos”» (Jorge Luis Borges, Textos recobrados 1931-1955, Debolsillo, 2011). ¿Haría diferencia la palabra historia?; no, Borges había publicado en mayo de 1946, en Anales de Buenos Aires, el relato con la palabra historia también atribuido a R.F. Burton. Es probable que ésta sea la fuente de donde tomó el relato Edmundo Valadés.
El 16 de junio de 1939, en «Una leyenda arábiga», en la revista El Hogar, Borges anota: «De las notas que Burton agregó a su famosa traducción del libro Las mil y una noches, traslado esta curiosa leyenda. Se titula “Historia de los dos reyes y los dos laberintos”» (Borges en el Hogar. 1935-1958, Emecé, Argentina, 2000, p. 157).
Iván Almeida en «Borges, o la inmanencia del laberinto» despeja la duda que dio origen a estos apuntes. Él le encargó a Daniel Balderston que consultara The Land of Midian Revisited de 1879, «con el resultado que era de esperar: el texto [“Historia de los dos reyes y los dos laberintos”] no figura». El sello final respecto a la autoría de este cuento lo pone Almeida: «Mediante esa estratagema, Borges logra incorporar una de sus propias páginas dentro del libro que él considera el infinito literario por excelencia: Las mil y una noches. En ese caso, las “curiosas lecturas” del rector Allaby resultarían ser una edición apócrifa de Las mil y una noches, que contiene entre sus historias un cuento de Borges» (http://www.borges.pitt.edu/bsol/pdf/laberinto.pdf?fbclid=IwAR28iXxWevX-EUo9Pd4sGH4XpaQEIeFRqTSvwCfR-S_nlhqSnFV1LhZoajA).
N.B.: Joaquín Roses en «Dualidades conceptuales y formales en “Los dos reyes y los dos laberintos” de Jorge Luis Borges» (quien en todo el ensayo se refiere al relato como el cuentecillo) hace una corrección que parece lógica (la aparente errata aparece en todas las ediciones consultadas). Dice Roses que corrige «la evidente errata de la edición por la que cito, que lee “perplejo”» y él cambia por complejo. María Cruz piensa que no se trata de un error de Borges, sino una forma de imitar el lenguaje de Las mil y una noches. El párrafo donde aparece la errata dice: «hubo un rey de las islas de Babilonia que congregó a sus arquitectos y magos y les mandó construir un laberinto tan perplejo y sutil que los varones más prudentes no se aventuraban a entrar». Es curioso que Roses no mencione este otro párrafo: «derribó sus castillos, rompió sus gentes e hizo cautivo al mismo rey», y sugiera (y hasta tome cartas en el asunto, es decir, proceda a cambiar) que el verbo romper no corresponde con lo que hizo a su gente (con la preposición a y el singular gente que equivale a personas y el pleonasmo mismo que tal vez enfatiza que fue a ese rey y no a otro).